Si hay algo medular en la raza humana es la comunicación. Somos seres sociales y la base de nuestras relaciones es el lenguaje. Todas estas se basan en una u otra forma de comunicación. Se comunican ideologías políticas, ideas científicas, propuestas económicas, negocios, petición de favores, actitudes lúdicas, y propuestas sexuales entre infinitas instancias que pudieron citarse. Uno de los aspectos fundamentales de ella es la claridad: el emisor de un mensaje siempre debe pensar en su receptor; debe hacer su mensaje y su medio de transmisión lo más claro posible, para que la idea que pretende comunicar llegue a buen destino. Por ejemplo, si el autor de una columna para un periódico colombiano la escribiera en código morse, o en sánscrito, sería un inepto, pues prácticamente ningún lector del diario podría entenderla; se requeriría educación militar o estudios superiores para ello.
Nuestra calidad de Homo sapiens, la inteligencia, ha puesto la naturaleza a nuestro servicio. En el caso que nos ocupa, nos ha brindado medios de comunicación asombrosos. Desde el lenguaje hablado y por señas- tan natural que su origen se pierde en las brumas de la prehistoria- pasando por la pintura rupestre, la escritura -en hueso, piedra, tablillas de barro, madera, cuero o papel-, cuernos y tambores para enviar sonidos potentes a largas distancias, señales de humo o de luz de lámparas, la capacidad y alcance de la comunicación humana se fue ampliando de forma exponencial.
Al incorporar los medios de transporte a los medios de comunicación más simples, se lograron adelantos tremendos en distancia y velocidad, como el sistema de correo postal, inicialmente transportado por heraldos corredores, luego jinetes de caballos y carrozas, después por trenes y automóviles, y hoy día con aviones y transatlánticos que hubieran parecido milagros incomprensibles al aborigen arcaico que se comunicaba golpeando tambores en la selva.
Los grandes avances científicos del siglo XIX y XX en los campos del electromagnetismo y de la mecánica cuántica nos dejaron como herencias medios de comunicación que habrían impactado a todos nuestros ancestros de sólo unas pocas generaciones hacia atrás: la radio -inicialmente con código morse y luego con audio-, la televisión, satélites espaciales, cables coaxiales o líneas de fibras ópticas que transmiten señales láser moduladas con terabytes de información cada segundo... Es que hoy día se ha logrado el sueño de miles de psíquicos y videntes a lo largo de la historia: por medio de un teléfono celular con cámara puedo transmitir lo que pienso o lo que veo, en fracciones de segundo, a cualquier conocido al otro extremo del planeta. Cualquier logro imaginario de un presunto telépata o vidente palidecería ante lo que podemos comunicar a través de un celular.
La internet es tal vez el más grandioso logro tecnológico de la humanidad: miles de volúmenes clásicos y modernos se encuentran hoy digitalizados en bibliotecas virtuales para el uso de quienquiera que dedique algo del tiempo que gasta en ver pornografía, a fines un poco más elevados intelectualmente. Es que hoy día, cualquiera con un PC y una conexión a la red puede hacer una vídeoconferencia vía Yahoo Messenger o Skype con cualquiera de sus familiares en el extranjero. Algo que sólo unos años atrás era tema de películas de ficción.
Hay un aspecto clave de la tecnología: somos capaces de reproducir todos y cada uno de los medios primitivos. Cualquier ser humano moderno podría escribir en hojas de papiro, y con algo más de indagación, fabricar papel artesanal y escribir un códice completo con sus ideas para la posteridad. Podríamos usar señales de humo para enviar mensajes a distancia. Podríamos fabricar imprentas manuales como la de Gutenberg. Podríamos usar tambores o lámparas y código morse para transmitir una idea, de ser necesario... los medios de nuestros ancestros resultan transparentes y primitivos en la era del i-Phone, y de la Internet.
A fines del siglo siglo pasado, comenzaron a aparecer unos misteriosos círculos en campos de cebada y trigo en inglaterra. Inicialmente fueron adjudicados a huellas de naves extraterrestres, pero posteriormente, algunos "científicos" los adjudicaron a pequeños ciclones que aplastarían a las plantas en forma espiral (la imbecilidad de esta explicación queda patente cuando el lector se hace la pregunta de si un ciclón puede permanecer en un mismo sitio sin desplazarse).
Cuando se daban estos intentos de "aclaración" en los medios, los círculos "respondían" haciéndose más complejos: figuras concéntricas que mostraban aplastamiento en direcciones opuestas. Círculos con figuras rectilíneas que los atravesaban, espirales formadas de círculos crecientes, svásticas, ideogramas como el de Yin-Yang, y finalmente fractales con un nivel de complejidad tal, que no dejaban lugar a duda; no eran fenómenos naturales: eran creaciones de inteligencias. Además comenzaron a surgir no sólo en Inglaterra sino en Australia, Japón, Estados Unidos, y posteriormente en el resto del mundo. Los creyentes en platillos volantes llegaron a una conclusión: con toda seguridad eran mensajes "extraterrestres".
Los medios de comunicación hacían su agosto con el "misterio". ¿Qué significaban los "agroglifos" -nombre que idearon los ufólogos para acortar la aparatosa expresión "círculos en los sembrados"? ¿Qué querían decirnos los extraterrestres? ¿Nos advertirían de crisis globales como la destrucción de la capa de ozono, o el calentamiento global? ¿Nos pedían volver a la espiritualidad abandonada por nuestra cultura inhumana y tecnocrática? ¿Nos advertían del holocausto nuclear?
Los pensadores críticos veían esto totalmente absurdo. Para ellos era un fraude patente de algunos bromistas. Basta imaginarse una civilización extraterrestre con un nivel de adelanto suficiente para viajar distancias interestelares para comprender cuán absurdos serían los alegatos de los creyentes. Si los humanos, mientras pasaban del avión de los hermanos Wright a las naves interplanetarias, saltaron de la radio por código morse a los vídeos en GoogleVideo y Youtube, ¡¿qué podría hacer en medios de comunicación una raza capaz de viajar entre estrellas?! Seres así nos llevarían siglos de adelanto tecnológico. ¿Realmente, vendrían a aplastar vegetales para dejarnos signos ambiguos y enigmáticos, pudiendo intervenir todos los canales de TV del planeta simultáneamente con un mensaje claro y contundente?
Si una raza extraterrestre avanzada tecnológicamente quisiera comunicarnos algo, lo haría con medios tan claros, tan patentes, tan inconfundibles, que no quedaría lugar a duda. Su nivel de tecnología comparado con el nuestro sería inconmensurablemente mayor que la diferencia que hay entre un i-Phone o un PC, y un tambor africano. Para una civilización extraterrestre, duplicar cualquiera de nuestros medios de comunicación modernos sería tan elemental como duplicar las matemáticas del antiguo Egipto a un Doctor en Matemática. Podrían usar nuestros sistemas de radio o de TV y darnos un mensaje claro a través de estos medios. Sería algo ridículamente simple para ellos; una trivialidad: algo insignificante comparado con el logro de atravesar distancias interestelares.
El tiempo le dió la razón a los escépticos, no hubo tales mensajes extraterrestres. Años después, en 1991, un par de jubilados ingleses, Doug Bower y Dave Chorley, confesaron haber dado inicio al misterio a manera de broma. Querían engañar a la gente haciéndoles pensar que había ocurrido visitas de OVNIs en la región, y con una tabla y una cuerda comenzaron su labor de aplastamiento cereal. No tardaron en conseguir émulos en el resto del mundo, que crearon sus versiones locales de la farsa (1). Hoy día están agrupados en una especie de gremio de internet donde comparten fotografías de sus creaciones (2).
A pesar de lo ridículo del fenómeno y de la explicación paranormal, de la aparición de los primeros autores intelectuales de la moda, y de los incontables ejemplos de personas que crean diseños asombrosos con tablas y cuerdas (3), quedan aún algunos crédulos en el origen sobrenatural. Estas personas, aduciendo supuestas "radiaciones", y "avistamientos", aún sostienen que una civilización extraterrestre con la tecnología y la energía suficiente para viajes interestelares, y que nos quiere advertir de un peligro planetario a escala global, no tiene mejor forma de hacerlo que bajar en secreto, aplastar sembrados para hacer pictogramas enigmáticos, y desaparecer sin dejar rastro.
El absurdo de las afirmaciones de los círculos de los cultivos, no es exclusiva de ese campo. Afirmaciones similares ocurren en lo que los musulmanes llaman "Religiones del Libro".
En este caso se nos quiere hacer creer que una inteligencia infinitamente superior a nosotros quiere comunicarle un mensaje fundamental a la humanidad. Su ventaja sobre nosotros no es ni siquiera la que nos llevaría una inteligencia extraterrestre con 1000 o 10000 años de adelanto: es infinitamente mayor porque es todopoderosa y omnisciente.
Supuestamente se nos quiere hacer creer que esa inteligencia, que es capaz de ver hasta el más recóndito de los pensamientos de todos y cada uno de los seres humanos del planeta, y que creó el universo, no tiene mejor forma de darle su mensaje a la humanidad, que "inspirar" a algunos autores místicos y delirantes unos "libros sagrados" que recopilan visiones y mensajes proféticos a unos cuantos "elegidos", todo esto copiado en medios tan perecederos y frágiles como papiro y pergamino, hasta el punto que "los originales" de estos textos han desaparecido. Por supuesto, me refiero a la Torá, la Biblia, el Corán, los Vedas, y la caterva de "libros inspirados" que atesora la humanidad como mensajes de las divinidades.
Cuando se examinan estos mensajes de la "Superinteligencia", no encontramos más que narraciones de guerras tribales arcaicas, masacres, mandamientos absurdos e injustos, supersticiones, errores históricos, profecías fallidas, normas morales inaplicables, e incluso, supuestos "sacrificios expiatorios perfectos" porque la supuesta "Superinteligencia" no fue capaz de encontrar mejor forma de "perdonar" a la humanidad, que masacrando a alguien en holocausto (4). Después de escribir esos cúmulos de insensateces, la "Superinteligencia" mágicamente desapareció sin dejar rastro... excepto algunas dudosas "evidencias" en algunos cultos donde se dan curaciones psicosomáticas tras los gritos estridentes de algún pastor chillón de avivamiento, o se dan mensajes ambiguos del "Espíritu Santo" o de la "Virgen María", que nos instan a convertirnos y a ser más espirituales para acabar con las injusticias del planeta.
El pensador crítico reconoce lo absurdo de estas religiones. Si un ser infinitamente poderoso e inteligente quisiera comunicar su mensaje a toda la humanidad, no tendría más que hablar simultáneamente de forma objetiva su mensaje a todos las personas del planeta al tiempo. Podría usar infinitos medios infinitamente pedestres para su poder: intervenir todos los radios, televisores y computadores del planeta, generar sonido en la estratósfera simultáneamente haciendo saber de su presencia. Mover las estrellas visibles para que apareciera su mensaje en caracteres alfabéticos occidentales o en ideogramas chinos, prender y apagar el sol en clave morse. Aparecerse holográficamente a todos los humanos reunidos en el planeta al mismo tiempo... las posibilidades, para un ser todopoderoso, serían infinitas... ¡¿pero un libro escrito en papiro y pergamino, lleno de historias y leyes absurdas, indistinguible de todos los demás textos místicos, y que para comprender a cabalidad requiere el estudio universitario de lenguas muertas como el Arameo o el dialecto Koiné del Griego?! ¡¿Un libro lleno de supuestos hechos milagrosos que curiosamente, tras ser plasmados en pergamino y papiro, dejaron de suceder para siempre?! ¡¿Un libro tan ambiguo que ha generado miles de sectas mutuamente excluyentes y un número mayor de guerras religiosas sangrientas?!
Un ser todopoderoso y omnisciente que quisiera hacer llegar un mensaje claro, diáfano y sin ambigüedad a todos sus "hijos amados" de la humanidad, no hubiera tenido problema en hacerlo. Tal ser sabría de nuestras limitaciones interpretativas y hubiera dado su mensaje en un medio que no presentara ambigüedad. Su mensaje hubiera sido tan patente, que ningún humano cuerdo podría dudar de él. Toda la humanidad sabría sin lugar a dudas lo que esta inteligencia quisiera. Achacarnos a los humanos imperfectos la culpa de los miles de sectas violentas que han surgido por "nuestra malinterpretación" habla por el contrario de la ineptitud de dioses todopoderosos que no tuvieron en cuenta la incapacidad interpretativa de los destinatarios de su mensaje; no fueron capaces de transmitir de forma clara su idea.
Creer que un ser verdaderamente inteligente hubiera apelado a libros arcaicos raya en el mayor ridículo. Y apelar a la fé religiosa para desestimar estos razonamientos que exponen el absurdo de los libros sagrados, no es más que un insulto descarado a la inteligencia humana que nos ha brindado los avances ya mencionados y con los que estamos perfectamente familiarizados, gracias a la ciencia.
Notas:
[1] La historia de los círculos en los cultivos aparece narrada con detalle en "El Mundo y sus Demonios" de Carl Sagan.
[2] Se puede ver el nivel de sofisticación y complejidad de los círculos hechos por artistas y bromistas durante las noches, en la página de su "gremio":
http://www.circlemakers.org (www. hacedores de círculos . org)
[3] Se puede ver un documental completo de National Geographic sobre los círculos en los cultivos, en seis partes, en:
http://www.youtube.com/watch?v=KnViyxF-W4c (Parte 1)
http://www.youtube.com/watch?v=pLiCABFj3ek (Parte 2)
http://www.youtube.com/watch?v=i1bZ5Hlcx6Q (Parte 3)
http://www.youtube.com/watch?v=8jV3X04KcVQ (Parte 4)
http://www.youtube.com/watch?v=BX1hOB4X_o4 (Parte 5)
http://www.youtube.com/watch?v=wmQQwOwd-ns (Parte 6)
[4] Para ver el nivel de absurdos que incorporan las sagradas escrituras, como la Biblia, basta leer las columnas de este autor, publicadas en los últimos dos años en este Blog, y que también están disponibles en:
http://www.escepticoscolombia.org