El periodista británico Christopher Hitchens presentaLecturas esenciales para el no creyente, con textos de Spinoza, Marx, Hume y Einstein
Christopher Hitchens se ha convertido en uno de los grandes proselitistas mundiales del ateísmo gracias al éxito de su libro Dios no es bueno.Ahora, ha recopilado en un volumen una serie de textos de otros escritores y filósofos, que según este periodista inglés ratifican sus argumentos «anti-Dios». Dios no existe. Lecturas esenciales para el no creyente(Debate) es una antología del pensamiento ateo ordenada cronológicamente, que incorpora voces de diferentes disciplinas y épocas, como las del poeta latinoLucrecio; filósofos como Spinoza, Marx o Hume; científicos esenciales comoAlbert Einstein o Carl Sagan, o ilustres de la literatura, como el recientemente fallecido John Updike.
Hitchens introduce la compilación de esta cincuentena de textos afirmando que la historia del hombre está «sembrada» de catástrofes naturales que la religión ha atribuido no sólo a explicaciones falsas, «sino a falsos culpables», que llevaba a buscar «chivos expiatorios». El periodista no cree que la Ilustración haya erradicado esas creencias, incluso en instituciones religiosas «moderadas». Cita algunos ejemplos recientes: el obispo anglicano que, ante unas inundaciones en el norte de Inglaterra, las achacó a la «degradación moral» derivada, entre otras causas, de los cambios jurídicos para dar más derechos a los homosexuales en su país.
Critica también la «pulsión por la muerte» de las religiones que anhelan «el fin del mundo». Ante esta «escatología de locos», el escritor humanista subraya que precisamente «este mundo es lo único que tenemos y que nuestro deber para con el prójimo es mejorarlo en todo lo posible», sin que sea necesario, afirma, una «brújula moral», ni la espera de «una recompensa divina».
El hecho de que las religiones se arrogaran, antes que la ciencia, el derecho a explicar la realidad, aunque fuera, asegura Hitchens, a base de «siniestros cuentos de hadas sobre apariciones», ha determinado su influencia y la «lucha contra sus intolerantes defensores», que se mantiene aún hoy en día, como saben bien escritores como Salman Rushdie o la diputada holandesa Ayaan Hirsi Ali, amenazada por sus críticas al islamismo radical.
Poesía ateísta
Aunque el libro apela a textos de Darwin o Freud, Hitchens no se ciñe sólo a la prosa científica o al pensamiento lógico, y echa mano también de la poesía. Un muestra la ofrecen los versos de Philip Larkin (1922-1985):
«Ningún truco disipa este modo especial
de tener miedo, como la religión solía
intentar, ese inmenso, armónico brocado
apolillado, para hacernos creer que no moriremos».
La antología, además de fragmentos de obras deJoseph Conrad (La línea de sombra) o Lovecraft (Carta sobre la religión), incluye textos inéditos de Ian McEwan o Salman Rushdie, y de la citada diputada holandesa de origen somalí Ayaan Hirsi Ali.
«El ateísmo es la única posición que me permite vivir sin disonancias intelectuales. No es un credo. La muerte es segura y reemplaza los cantos de sirena del Paraíso, pero también el terror del infierno. (...). No hay nada más; pero no quiero nada más», escribe en su autobiografía Hirsi, que vive oculta tras haber recibido amenazas de muerte. En su línea de lo políticamente incorrecto, señala con su dedo a grupos como a la Nación del Islam, del estadounidense Louis Farrakhan, de la que no niega que logre apartar a algunos jóvenes negros norteamericanos de la droga, pero que no quita, dice, «que sea una organización racista de chalados».
Aunque no cree que los ateos tengan el derecho de ir por el mundo «con aires de superioridad», el autor de Dios no es bueno defiende el argumento del poetaShelley sobre la «necesidad del ateísmo» porque considera que no se puede evitar tomar postura. «O atribuimos nuestra presencia a las leyes de la biología y la física, o la atribuimos a un plan divino. En todo caso, una vez tomada la decisión, estamos como los creyentes: con casi todo el trabajo por delante», argumenta este militante del ateísmo.
Publicado en El País, el 08/06/2009
Como toda táctica de provocación, el OADA precisará en adelante de colaboraciones en forma de ideas incisivas y de agit-prop. El escenario de la contienda constituye un peligroso preámbulo hacia esa Nueva Edad Media en la que desean recluirnos los fanáticos de la religión y del pensamiento mágico. Sabéis que las hordas de la teocracia afilan sus navajas y se organizan aritméticamente en cofradías jurídicas y en seminarios inquisitoriales. Nuestra respuesta, meditada lo mínimo posible, consistirá en iluminar en público la insensatez del contexto neo-gótico en que se mueven los victimistas, en reflejar de una forma grotesca sus ambiciones de censura.
Tenemos muy claro que una dialéctica contraria a la “difamación” es patrimonio de la reacción contra la cultura y la inteligencia. Lo que desearíamos es un espacio total en el que la libertad coincidiera con el derecho; un marco social en el que la expresión, el lenguaje y el arte no se vieran sometidos a códigos coactivos. La blasfemia es cultura. Nadie tiene argumentos para rebatir esto.
Pero cuando los cruzados asumen como intocables algunos de sus dogmas fantásticos, lo que están reclamando, en realidad, es el retorno de un feudalismo ideológico que preserve y universalice sus pequeños valores. Esto, que podría no constituir más que una curiosidad antropológica, representa hoy un peligro real. El OADA surge como un reclamo paródico con intención de ilustrar este peligro, que es, sin duda, el de la barbarie, el del espíritu voraz del fanatismo religioso.
“Ilustración significa el abandono por parte del hombre de una minoría de edad cuyo responsable es él mismo. Esta minoría de edad significa la incapacidad para servirse de su entendimiento sin verse guiado por algún otro”. Así comenzó Kant su respuesta a “Qué es la Ilustración”. Comprobar que, en la actualidad, Kant puede sonar incluso revolucionario indica muy a las claras el retroceso ante el cual nos encontramos.
Acerquémonos al abismo. Observémos el sentido de tantos “Observatorios religiosos” que, como mirillas giratorias, detectan el sonido de la crítica, prestas a emitir sirenas de autocompasión o a disparar proyectiles de cólera. Su comportamiento histérico nos chirría. Siglos de totalitarismo sustentan su queja. Artilugios de tortura nos vienen a la memoria. Y ellos, ellos, se golpean ahora el pecho y juran ser las víctimas de la historia.
Divirtámonos con este juego. Señalemos con el dedo su alienación. Hagamos un ejercicio de finura, aparentando ser tanto o más vulnerables. Rechacemos en voz alta la estrategia del beaterío por medio de la ficción difamatoria. Y estaremos, simultáneamente, exigiendo respeto, defendiendo la necesidad de que toda idea sea libremente cuestionada, toda realidad sujeta a crítica, todo dogma descubierto.
Es lo que queremos.
El Equipo del Observatorio Anti-difamación Atea (OADA)
http://defensa-atea.blogspot.com
Federación Internacional de Ateos (FIdA)