lundi 26 novembre 2007

EL CONCILIO ATEO DE TOLEDO, UN ACTO DE LIBERTAD

Chantal Bribet,

Federación Internacional de Ateos (FIdA)

26.11.07

En el contexto de una España democrática y plural, de una sociedad que, en pleno siglo XXI, tiene asumidos como inherentes a su propia condición política, social y cultural los derechos fundamentales -garantizados por la Constitución- de libertad de expresión, de conciencia y de confesión, el Concilio Ateo de Toledo se constituye en una evidencia manifiesta de que tales derechos y libertades se quedan en mera y utópica teoría cuando de la libertad de creencia religiosa se trata.

A estas alturas, buena parte de la ciudadanía sabe que el catolicismo es puro anacronismo en relación a los derechos humanos y a las libertades a las que todos aspiramos en un entorno democrático. El laicismo garantizado por la Constitución del Estado Español no es tal cuando consideramos que, basándose en un Concordato firmado en 1.979 y que prolonga el anterior de 1.953, la secta católica mantiene unos muy importantes, arbitrarios y abusivos privilegios económicos, jurídicos, sociales y fiscales en este país. Privilegios que no han sido difundidos al conocimiento general y que, inexplicablemente, desconoce la mayor parte de la ciudadanía. Paralelamente, y en base a unos supuestos servicios sociales engañosamente solidarios, la misma organización católica que obtiene anualmente elevadísimas sumas de los Presupuestos Generales del Estado detenta prácticamente el monopolio de las organizaciones no gubernamentales (ONG’s) –en total, 43.000-, en las que recae prácticamente la totalidad de los fondos anuales que el Estado destina a obras sociales.

La ominosa incursión manifiesta de la jerarquía eclesiástica y de su órbita mediática en el panorama político de los últimos años evidencia, por otra parte, la opacidad y el oscurantismo de las intenciones de la Iglesia en el devenir histórico español, obviamente apoyando y favoreciendo crispaciones y tendencias próximas al totalitarismo. Igualmente, su participación, evidente aunque enmascarada, en el ilegal y anticonstitucional veto municipal a la celebración del Concilio Ateo hace perceptible a la ciudadanía el ostensible interés de la corporación católica por quebrantar el derecho inalienable a la libertad de expresión y de conciencia de los españoles. Pero el Concilio Ateo se va a celebrar, pese a todo, del 7 al 9 de diciembre, gracias a una altruista iniciativa privada y al tesón y a la voluntad inquebrantable de los miembros de la FIdA.

Ante tales despropósitos, el Concilio Ateo de Toledo cobra más fuerza, más significado y más vida aún, si cabe. Se conforma en un encuentro libre de ciudadanos y ciudadanas que, consciente y pacíficamente, deciden debatir con racionalidad sobre el peligro que los fundamentalismos, las religiones y las concepciones irracionales suponen para las sociedades actuales, mal que les pese a algunos. Y que, en definitiva, pretende erigirse en un hito que inaugure una actitud más exigente y mucho menos sumisa, por parte de la población y de las instituciones, ante el totalitarismo y la rapiña católica.

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